El agua es imprescindible para la vida, cada persona en función de su metabolismo y la temperatura ambiente, precisa un promedio diario de 1 a 2 litros, con esta carencia, en menos de 72 horas, por deshidratación celular, moriríamos.

La OCU indica que la mayoría de las aguas de suministro por el grifo es segura, pero bien por los productos de potabilización que le transfieren un sabor desagradable, bien por la excesiva dureza o salinidad del agua de aporte, la mayoría de la población prefiere el agua embotellada por su sabor.

En el agua envasada hay que tener en cuenta que el tiempo transcurrido desde el envasado hasta el consumo, las condiciones del trasporte, con la incidencia de la luz, con la posibilidad de crecimiento bacteriano y en la utilización y reutilización de los envases de plástico, pueden aportar componentes de los plásticos al agua, que se acumulan en el organismo y cuyos efectos acumulativos a largo plazo se desconocen.

Todas estas circunstancias y otras no nombradas hacen que la mayoría de las personas, apuesten por los sistemas de filtrado y purificación del agua.

Al elegir estos sistemas de purificación, estamos reduciendo en gran medida el gran impacto ambiental del agua embotellada, que se produce en la fabricación de las botellas de plástico y sus tratamientos de residuos, la reducción del consumo de energía en su fabricación y transporte.

En cuanto a los sistemas de filtrado y purificación del agua, se debe de elegir el más acorde a los problemas que plantea el agua de aporte.

Cuando un agua es de buena calidad, con baja mineralización, pero es desagradable por su sabor, con un simple filtro de carbón activo, puede alcanzar una mejoría en su calidad, que puede competir por su calidad con muchas aguas envasadas.

Cuando partimos de un agua muy dura con mucha salinidad, con contaminación por nitratos, pesticidas, herbicidas, aunque sean en muy baja concentración, se requieren tratamientos más complejos como son los equipos de Osmosis Inversa, el cual micro filtra el agua a 5 micrones de mm., pasamos por un filtrado con carbón activo y luego la membrana que elimina un promedio del 95% de sales y contaminantes, nos deja un agua de baja mineralización, fabricándose en el momento del consumo.